A lo largo del tiempo nos hemos ido encontrando en las pistas de baile con una “sectorización”. Es decir, los “pro” al entrar y a la derecha, a la izquierda los “sin etiquetas”, al fondo y a la derecha los “veteranos”, al frente los “guay” y al fondo a la izquierda los “tradicionales”. Esto es solo un ejemplo para que nos puedas entender.

No queremos ni mucho menos etiquetar a nadie, solo hacer entender que, lamentablemente, la idea inicial del baile con sentimiento se está perdiendo. Ese baile que ha tenido como base abrazar a un/a desconocido/a al son de los ritmos sin importar la raza, la orientación sexual, religiosa y mucho menos la forma de bailar.

Resulta que ahora, en algunos casos, si la pareja en cuestión no está al mismo nivel de conocimientos, no es apta/o para bailar una próxima vez, o ninguna si previamente te has fijado en su baile y ya has hecho el juicio sin siquiera intentarlo.

Pues bien, nos gustaría hacer una llamada a la empatía y, volviendo tiempo atrás, que recordases tus inicios y lo que hubieras agradecido encontrar a un bailarín/a sin pretensiones, que simplemente se adaptara a su pareja sin exigirle una trayectoria de baile como si de una entrevista de trabajo se tratase.

Cada bailarín/a es un maestro

Siempre, siempre, sin excepción, aprenderás algo nuevo de la persona con la que bailas. Ya sea un marca o figura que nunca te habían hecho o una respuesta de movimiento cuando eres el/la emisor/a. Cada persona tiene un contoneo diferente. Una forma de vivir y transmitir lo que siente y de ahí la autenticidad de la sinergia entre ambos.

Amigos

Bailarás con conocidos o amigos con los que te sientes cómodo/a porque conoces sus movimientos y sabes que no te van a exigir mucho más que disfrutar del baile. Con los que muchas veces te pararás a reír en mitad de la pista por alguna figura innovadora y un poco desastrosa que ha surgido de pronto, quedando como estrellas de la improvisación 😉 . ¡Que te quiten lo bailao!

Nuevos en la pista

Cuando bailes con aquellos que temen que los/las saquen a bailar podrás descubrir tus dotes de liderazgo, pero sobre todo tu carácter ameno y desenfadado. Descubrirás tus capacidades de adaptación y te servirán para aprender a disfrutar de un baile con el básico y un par de giros. Se puede, bailarines/as, os lo aseguramos.

Experimentados

Bailarás con alguien más experimentado (sin entrar en niveles). Es la mejor forma de retarte a ti mismo. Te sorprenderá de lo que eres capaz. Si nunca te exiges más, nunca podrás saber hasta dónde puedes llegar. Una vez que agudizas el oído y fluyes al ritmo surge la magia. Claro está que la magia también necesita de un poco de técnica 😉 .

Al borde de un ataque de nervios

Te ponemos en situación: Te pide bailar la estrella de la noche o te has envalentonado (bravo por ti) 👏🏻 y se lo has pedido tú. Momento crucial. Tu cabeza y tu cuerpo intentan contener la vorágine de pensamientos, dudas, incertidumbres y un sin fin de sensaciones que no te dejarán disfrutar del baile. Te detallamos algunos:

• Intimidación. No te atreves ni a mirarle a los ojos, quizás porque no te paras a pensar que a esa persona le ha pasado lo mismo que a ti y que te entiende perfectamente. Si no es así conviene que intentes relajarte para disfrutar de esos minutos.

• Terror. Parecerá que estamos exagerando pero, en ocasiones, se vuelve un eterno suplicio y es que cuando pierdes seguridad en ti mismo/a te vuelves vulnerable. Estás pensando en cómo le vas a seguir si intenta hacerte un movimiento de los “raros”. ¡Que no lo haga por favor!. 
  
  Normalmente si es un bailarín/a experimentado/a se adaptará a tu nivel y no intentará darte 3 giros si con uno pierdes un poco el norte. Si no es así, memoriza esos movimientos que te fueron imposibles para practicarlos en casa o con tus profesores y así para la próxima vez no morir en el intento 😉

• Aburrimiento. Te preguntas: ¿Y si al poco de empezar a bailar pone cara de aburrimiento? ¡Que horror! ¿Qué hago?. Todos hemos pasado por eso alguna vez y mientras más te agobies, peor. Así que, una vez más, disfruta de tu baile tal y como lo sabes hacer.

Una vez que decidas bailar con cualquier tipo de bailarín/a te darás cuenta de que no era para tanto. Cuando superes esa barrera comenzarás a disfrutar y sobre todo a aprender de tu pareja. Te damos unos pequeños tips para salir airoso/a.

Tips anti estrés en el social

¿Qué hacer?

• Pide bailar a bailarines/as experimentados/as. No es necesario que tengas un arsenal de figuras en tu haber. Ponle ganas y entrégate haciéndolo lo mejor que sabes. Los verdaderos bailarines apreciarán el esfuerzo que haces por hacerlo bien pero sobre todo tu entusiasmo al bailar.
• Baila con principiantes. Una vez que ya no eres principiante 0, que ya conoces un poco más el ambiente del social y te desenvuelves mejor, es el momento de no olvidar a los que, como tú en su momento, se sienten excluidos, no conocen a casi nadie y les parece que nunca bailarán con esa soltura. Por una parte el bailarín o bailarina te lo agradecerá eternamente y por otra reforzarás tu seguridad y también recordarás lo agradable que es un baile básico.
• Cuenta lo bien que te sientes. Cuando bailas con alguien con el/la que conectas desde el primer momento resulta maravilloso. No dejes pasar la oportunidad de que tu pareja lo sepa. Te servirá para socializar y para que, por supuesto, vuelvan a bailar en otra ocasión.
• Experimenta. Cuando bailes con compañeros de clase, amigos o cualquier persona con la que te puedas sentir cómodo/a es el momento para experimentar con esas figuras que has aprendido hace muy poco e ir haciéndolas tuyas.

¿Qué no hacer?

• Disculparte por pequeños errores. Es muy probable de que la gran mayoría de tus errores pasen desapercibidos por lo que no es necesario hacer hincapié en cada uno de ellos. Solo hará que tu pareja se pare a pensar en ellos más de lo que lo hubiera hecho. Una sonrisa suele ser la mejor manera de decir «¡Ups!» siempre que sean pequeños errores. Si le pisas, lo/la golpeas o haces que se golpee con otra persona, discúlpate cuanto antes. En este punto ya no cuentan los niveles, nos ha pasado a todos y nos seguirá pasando.
• No rechaces principiantes. Irónicamente muchas de las personas que en sus inicios se sintieron rechazadas y muy frustradas, ahora que se sienten más seguras cometen el mismo error y parecen olvidar que también tuvieron que aprender. Así que trata a todos los bailarines por igual. Como te hubiera gustado que te trataran a ti.
• No bailes únicamente con conocidos. En muchas ocasiones cuesta salir de la zona de confort. Bailando con amigos y compañeros de clase te sientes muy cómodo/a pero debes ampliar horizontes. Los verdaderos retos y el mayor aprendizaje se producen al bailar con desconocidos. 

Esperamos haberte ayudado con nuestros pequeños tips. Todos hemos pasado por las diferentes etapas de la adaptación a los sociales y es algo que recordamos con especial cariño porque a fin de cuentas forma parte de nuestra evolución en el baile.

Y recuerda que…

El secreto para un buen baile es bailar con el corazón.